ZIGZAG

Semblanzas en la contratapa del tiempo.

ENRIQUE LIHN, BREVE HOMENAJE


Poeta, novelista, dramaturgo, crítico literario, dibujante (1929-1988), fue uno de esos personajes que no debieron desaparecer a tan temprana edad. En 1959 tuve ocasión de participar en un recital con Lihn, Luis Oyarzún y otros, en Puerto Aysén. Allí conversamos brevemente y ya no lo volví a ver hasta 1983, cuando preparábamos la edición especial de la Revista Huelén. Lo entrevistamos Jorge Calvo, Ramón Camaño y yo, en su oficina del Dpto. Humanístico de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, donde reinaba Nicanor Parra. Persona sencilla, cálida, generosa, nos donó un dibujo a la tinta sobre una obra favorita, "La Orquesta de Cristal". Lihn es esencialmente poeta. Poeta que deja huellas. Como  a Jorge Teillier, se le recuerda con íntima emoción y respeto en las universidades.


Edición de Noviembre 1983, en plena dictadura,
cuando él era personaje "sospechoso". En la
entrevista, como siempre, dijo las cosas
por su nombre.

"La Orquesta de Cristal" es una novela que no se le permitió en vida
distribuir o re-editar en Chile. Los cristales rotos del dibujo están
llenos de simbolismos.



STELLA DÍAZ VARÍN

Curiosa existencia, curiosa fama en vida de la Colorina. Tal vez su cabellera, tal vez su crítica social. Ausencia de premios, la obra de Stella ha quedado muy alto. Demostró con su poética que la buena poesía no tiene género, es una sola. "Metafísica o existencial", suele decirse. ¿De dónde emerge tanta potencia y su valor creativo? Muy distinta es su poética de la herencia dejada por Escilda Greve, gravemente olvidada, profunda y metafísica. Para llegar a la intimidad del pensamiento de Stella, había que traspasar ese gran murallón elevado con su potente voz impostada cuando sólo decía la verdad y nada más que la verdad en cualquier escenario. Sin embargo me reconocía y me saludaba brevemente, ella como una sencilla reina. Los muros de la SECH todavía se estremecen pero esta vez por su ausencia. Nació en 1926, en La Compañía, Valle de Elqui, con la vista de La Serena al sur. Cansada, se fue el 2006. De la Generación 1950, dicen los críticos. No caben comparaciones literarias de ninguna especie, ella está en la breve lista de la gran poesía chilena. Reproducimos aquí ejemplares de impresos editados por el Grupo Surrealista Derrame. Y unos versos de su juventud.



Paz Molina, Edmundo Moure, Stella Díaz, captados
por Hernán Ortega en la SECH, tal vez en 1999.
Allí, tres buenísimos poetas.

LA CASA (frag.) (1949)

No haya sino un alud de hijos de piedra
de hijas de agua
de hijos de árboles
Entonces escribiré mi biografía
al uso de los poetas indecisos.


ESCILDA GREVE

Escilda Greve, en su casa. Muy delgada, conversadora,
llena de recuerdos de una historia cultural chilena en la
cual ella fue intensa participante. Sus únicos vicios: la
poesía y el cigarrillo.
Foto H.Ortega P.


       Publicó una novela (1930) y seis o siete libros de poesía. Hizo una intensa vida
al interior de la antigua Sociedad de Escritores de Chile, como secretaria, junto a Neruda, Alberto Romero, Manuel Rojas, Rosamel del Valle, Humberto Díaz Casanueva,
Mariano Latorre, es decir, vivió la Edad de Oro de nuestra literatura. Terminó sus días en una casita de calle Compañía, en el Barrio Yungay, sola, muy enferma, pero siempre gentil y contenta de saberse rodeada de un puñado de poetas nuevos, como José Carrión, Mery Coloane, Alicia Vásquez, y más. Las dos notas que le hicimos en la revistra Huelén (Nº. 7 y 8) la llenaron de orgullo, se sintió viva. Ninguno de sus amigos de los 40 se acercaban. Nosotos, constantemente la íbamos a visitar. En  el espacio para el comedor había un enorme piano de cola, creo que celeste (extraño color) en torno al cual nos sentábamos para hacer honor a un siempre sencillo condumio remojado con tinto. Nacida en 1916, falleció en 1991. Su poemario, un intenso pero natural discurso filosófico. Natural porque había tenido una educación superior.

RAZÓN DEL UNIVERSO

La muerte, poco a poco, imitando a la vida.
La muerte caminando por sobre el sentimiento,
pisoteando la angustia,
pasando la trinchera de la ciencia.

El ojo de la esquina que marca los caminos
va por cerrar el párpado frente al son de los ecos.
La muerte sonríe, no hay sol en las pupilas,
el llanto se hace grito, el grito se hace espanto.
La vida nunca ha sido razón del universo.

                            (De "Silencio a silencio", 1969)